El texto completo de A.V. Kharlamenko en "El Asalto al Cielo" se emitió el 7 de abril en el Canal Europeo de Solidaridad Europa para Cuba, Rusia.
Dentro de unos días, todos los amigos de Cuba soberana y socialista festejaremos junto con los cubanos el 60 aniversario de la victoria histórica de Playa Girón. El nombre español del lugar de esta batalla adquirió el gran simbolismo, por significar literalmente el “gran giro”. Hace 60 años, por primera vez en el Hemisferio Occidental, fracasó la vieja práctica de estrangulamiento de los pueblos de América Latina con las manos de las bandas mercenarias de la contrarrevolución, armadas, entrenadas y dirigidas por la mayor potencia imperialista.
Apenas en unos 72 horas, la aventura mercenaria era liquidada. Por primera vez, el país de tamaño moderado, situado ante las bocas de fiera imperial, logró defender su soberanía, las conquistas de su revolución, el honor y la dignidad de su pueblo. Es el mérito imperecedero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias al lado con decenas de miles de milicianos, todos encabezados por el leyendario Comandante Eterno Fidel Castro y por el joven Ministro de las FAR Raúl Castro.
Los heroes, que derramaron su sangre en las arenas de Playa Girón, quedaron fieles a su juramento: ¡Patria o muerte! Su gesta será siempre honrada por los patriotas de la Patria Grande latinoamericana desde Río Bravo hasta Patagonia, y por todos los pueblos del mundo, que tienen que defender su libertad, honor y soberanía de los atentados por parte de los autoproclamados “amos del mundo”.
Al honrar a aquellos defensores de la Isla de la Libertad, no cumpliríamos nuestro deber de memoria y solidaridad, si callemos la gran idea universal, de la cual ellos mismos no separaron la defensa de su patria revolucionaria. Los patriotas cubanos siempre han entendido con claridad que su patria es una parte indivisible del mundo único. Hace más de cien años, el gran José Martí previó la importancia de Cuba para el balance y seguridad internacional, y acuñó su clarivisión: ¡Patria es la Humanidad! En los siglos XX-XXI, la verdadera libertad de la nación solo es posible junto con la perspectiva progresista de toda la humanidad. Hace 60 años, en vísperas de la batalla decisiva, al hablar ante los miles de los combatientes milicianos, Fidel Castro dijo a todo el mundo, por primera vez, lo que ya estaba haciéndose realidad de vida: ¡hasta el fin defenderemos la Revolución Cubana, democrática y socialista!
El hecho de que Cuba optó por el socialismo, era condicionado, ante todo, por la necesidad objetiva del mundo del siglo XX: ante el enemigo fuerte y peligroso, hubo que tener los amigos seguros. Pero no solo por esto. Su opción se basó en la fidelidad conciente a la causa de la justicia y progreso social. La experiencia de los 60 años probó que el socialismo se ha enraizado profundamente en toda la vida del país, en las mentes y en los corazones cubanos. No es nada conjetural la fidelidad del pueblo y de su vanguardia a los principios del socialismo, fijados ya en la Constitución del país.
En el 60 aniversario de la proclamación del carácter socialista de la Revolución y de la victoria de Playa Girón, en La Habana se sesionará el Octavo Congreso del Partido Comunista de Cuba. A nuestros compañeros les deseamos los nuevos éxitos en el camino escogido.
Apenas unas semanas nos separan del otro evento de gran importancia. Tras el aplazamiento de media año obligado por la pandemia, la Asamblea General de la ONU votará por el Proyecto de la resolución de condena al bloqueo económico, comercial y financiero, impuesto a Cuba por Washington desde hace 60 años. Durante la mitad de este período, o sea casi 30 años, en cada sesión anual de la Asamblea General, prácticamente toda la comunidad internacional llama a los EEUU a abolir lo que señores en Washington falsamente denominan de “sanciones”. Según la Carta de la ONU, las legítimas sanciones, económicas o de otro índole, solo pueden ser establecidas por el Consejo de Seguridad de la ONU. Lo que los gobernantes estadounidenses impusieron a Cuba en el año 1962, pronto después de la derrota de sus títeres en Playa Girón, y desde entonces siguen apresurando, es justamente entendido por los cubanos y por casi todo el mundo como una forma del bloqueo, o sea, acto de agresión, condenada por la Carta de la ONU como un crimen internacional.
Desde el sentido común, sin hablar ya de moral, Washington hace rato ya tendría que acabar con los métodos de la Guerra Fría, que “no funcionan”, como había reconocido el ex presidente Barack Obama. Hace 60 años, quizás Washington sí esperaba alcanzar lo suyo, causando el malestar al pueblo por las privaciones del bloqueo, si no pudo hacerlo por la vía armada. Sin embargo, desde entonces, la experiencia ha mostrado con creces: la superpotencia imperialista sí puede infligirle al pueblo cubano el daño, privaciones y sacrificios mayores, pero nunca puede doblegarle ni desmoralizarle. Para qué los EEUU siguen aislándose a sí mismos, como había dicho Obama, tanto moralmente como políticamente? Para qué apresuran más y más el bloqueo, peor aún ante la pandemia de la COVID-19? Para qué dificultan a Cuba las compras de medicamentos y técnica médica para el combate a la infección peligrosa? Para qué ellos mismos deniegan la compensación por la propiedad nacionalizada, y después aplican las “sanciones” a los terceros países, que comercian con Cuba?
No quisiera pensar que los de Washington mantienen la intención vengativa contra el pueblo vecino para castigarlo por su opción soberana, o bién tratan de dar lecciones a otros pueblos del mundo: qué caro les cuesta toda desobediencia al potentado impostor. En la historia, las pretensiones al dominio mundial no han llevado ninguno a nada bueno. También es harto conocido: el pueblo forja las cadenas para sí mismo, cuando permite a sus gobernantes imponer la arbitrariedad y violencia a otros pueblos.
Ultimamente, en los EEUU se incrementan los lamentables y peligrosos sucesos, con la participación activa de los mismos círculos que suelen ganar de las acciones anticubanas. En este polígono se entrenan los métodos de guerras no convencionales, aplicados con mayor frecuencia contra la soberanía de los países que no son de su agrado, y también contra las derechos constitucionales de sus propios ciudadanos. Las “sanciones” ilegítimas de Washington y de sus aliados y satélites tienden a hacerse otra pandemia, no menos peligrosa que la CIVID-19.
Es lógico como nunca que va creciendo mundialmente el movimiento en defensa de los derechos humanos del pueblo cubano, de la legitimidad y seguridad internacionales, del derecho de todos los seres humanos de la Tierra a vivir en paz, y de la solución de los problemas globales que amenazan al futuro de toda la humanidad.
Unimos nuestra voz a las voces humanas en todo el mundo, y exigimos juntos: