[ru] Последствия военно-политического конфликта на Украине для Латинской Америки
[es] Las consecuencias del conflicto politico en Ucrania para América Latina
Las consecuencias del conflicto politico en Ucrania, iniciado por la expansion de la OTAN hacia el oriente, las acciones obligadas de Rusia para asegurar su seguridad, la guerra económica y sicológica de los EEUU y la UE contra Rusia, han adquirido ya la dimension global. Tocan también de manera inmediata a América Latina.
Para nuestros compañeros y amigos, lo que acontece es la continuación directa de lo que saben por su propia experiencia histórica, o sea, la tendencia del imperialismo estadounidense a su dominio absoluto via las acciones subversivas contra los Estados soberanos, dislocación de sus bases militares, y aplicación del bloqueo económico por medio de las sanciones ilegítimas que condenan a los pueblos enteros a las privaciones y sufrimientos.
No eran pocos nuestros compañeros latinoamericanos que manifestaron su solidaridad internacional con la lucha abnegada de ocho años de las repúblicas de Donbáss, y vieron con sus propios ojos la embestida del fascismo internacional que enviaba sus mercenarios para el terror contra el pueblo rebelde.
El régimen represivo prooccidental en Ucrania se percibe con razón como la peor consecuencia de la destrucción de la URSS que era faro de esperanza para las fuerzas progresistas de América Latina. También es el hecho que la Rusia actual mantiene las relaciones amistosas con las naciones progresistas de la region, y los ayuda contrarrestar al bloqueo y asegurar su seguridad. Ahora, por primera vez desde la URSS, las fuerzas de una gran potencia frenan la expansion de los EEUU y la OTAN, así como el terror de sus títeres fascistoides.
Es nada sorprendente que los comunistas de Cuba, los revolucionarios de Venezuela, y los sandinistas de Nicaragua están al lado de Rusia, y como siempre, la oposición prooccidental de estos países sigue los señalamientos de sus patrocinadores.
Por el otro lado, el imperialismo estadounidense y la reacción nacional usan la agudización de la situación internacional como el pretexto para su endurecimiento de su intromisión al sur del Río Bravo. Las corporaciones mediáticas, que desempeñan el papel del Partido propio de la oligarquía, por los señales de los EEUU y la UE, han desatado la campaña antirrusa furibunda. Los pueblos de los países capitalistas están sometidos al bloqueo informativa, la mayoría absoluta solo recibe la versión de eventos de procedencia norteamericana y de la OTAN. Esta campaña se inscribe en la estrategia de la desestabilización de los Partidos y gobiernos de izquierda.
Al mismo tiempo, el Wahington oficial trata de escindir a las fuerzas progresistas, actuando con la inescrupulosidad total. Cuando por la iniciativa de un líder del lobby anticubano, los EEUU han prohibido la importación del petróleo ruso, la diplomacia norteamericana ha intentado de proponer a Venezuela a reanudar las compras del petróleo suyo. Esta promesa ha sido vinculada con unas negociaciones con la oposición. En Washington, ni piensan de revocar su reconocimiento del seudopresidente Guaidó, abolir el bloqueo económico, y devolver los bienes usurpados de la corporación estatal petrolera. Los venezolanos no cierran la puerta para el diálogo pacífico con los EEUU, pero rechazan la intromission en sus propios asuntos y la tentativa de complicar sus relaciones con Rusia como país amigo y socio clave.
El Presidente Byden se apresura a promover tras el Congreso el estatuto de Colombia como su “aliado estratégico fuera de la OTAN”. En vísperas de las elecciones parlamentarias y presidenciales, llega al Bogotá la señora Victoria Nuland, la que hace ocho años supervisaba en Kiev el golpe de Estado de los fascistas ucranianos, y ahora expresa su “preocupación” con la posibilidad del triunfo de la coalición de centroizquierda en Colombia.
Desde los EEUU a México, se incrementa el financiamiento illegal de la oposición de derecha. El Presidente mexicano A.M. López Obrador dice públicamente de los suministros da armas a las bandas criminals y terroristas. El ex Presidente Trump llama nada menos que a la intervención militar contra su vecino del sur.
Brasil se cubre con las células fascistas. Los ultras dirigan a sus correligionarios ucranianos el mayor contingente de mercenarios armados. Hace poco, el Presidente Bolsonaro averiguó a su colega ruso de su gran interés de la cooperación bilateral, y ahora se prepara a la suspensión de las compras de los fertilizantes de potasio rusos y bielorrusos. Bajo este pretexto, hace un gran regalo a la oligarquía – la ley anticonstitucional que permite la explotación irrestricta de los recursos de las reservas indígenas, aunque no se ha probado todavía sí contienen los depósitos de potasio o no.
El capital transnacional aprieta su presión sobre Argentina, país llevado a la trampa del Fondo Monetario Internacional por el régimen del ex presidente Macri.
La reacción peruana se prepara para desplazar al Presidente Pedro Castillo, y acosa de todos modos al “Perú libre”, el Partido presidencial cuyos dirigentes han expresado el apoyo a Rusia. La oligarquía chilena también usa la tensa situación máximamente para maniatarle las manos Gabriel Boric del flamante Presidente de centroizquierda.
Cabe decir sin ambajes que la campaña antirrusa se apoya no solo en la mentira y calumnias directas, sino también en la interpretación unilateral de los conceptos enraizado en la conciencia de los pueblos, o sea, la autodeterminación nacional y la soberanía. Estos principios son la parte orgánica del derecho internacional, incluso de la Carta de la ONU, y muchas veces los pueblos de América Latina lo apelaban en su lucha contra la intervención y bloqueo imperialistas. Resulta bien entendible su tendencia a la solución política y pacífica de las situaciones de conflicto. Partiendo de eso, in incumplimiento por un Estado del principio de soberanía del otro, provoca los sentimientas de la amargura, dolor, y a menudo, el reflejo de rechazo. Lo observamos también respecto de la crisis en Ucrania. En América Latina, ni siquiera desde la derecha, nadie apoya las sanciones imperialistas contra Rusia, ninguno de la izquierda está al lado de los EEUU y la OTAN, pero muchos tienen la muy complicada relación hacia la operación especial de las Fuerzas Armadas de Rusia.
Por lo visto, a los comunistas les cabe dares cuenta, y explicarlo a los demás, lo que era subrayado ya por V.I. Lenin: en la política ocurren las situaciones cuando la soberanía nacional, como cualquiera otra exigencia democrática, tiene que ser supeditada a las prioridades principales de la lucha antiimperialista, y en nuestro tiempo, también a las de la salvación de la humanidad de la catástrofe global.
Si el bloque de los EEUU y de la OTAN lograra alcanzar sus fines en Europa Oriental, esto tendría las consecuencias más graves para todo el mundo, y en particular, para las fuerzas progresistas del Hemisferio Occidental. Los de Washington, más que nunca tratarían a América Latina como su “traspatio”. Y si al bloque norteamericano-otanista se lo asestara la derrota, esto debilitaría su capacidad de intervenir en los asuntos de los países soberanos y cometer la violencia sobre los pueblos. Por esto, los intereses vitales de Rusia capitalista en la etapa actual coinciden con los intereses objetivos primaries de los pueblos latinoamericanos.
Es nuestro deber internacional, también en la situación nada fácil de hoy y mañana, no relaxar en nada la solidaridad internacional con nuestros amigos latinoamericanos, velar con mayor verticalidad por la abolición del bloqueo económico y cualquiera medida de coercion ilegítima contra Cuba, Venezuela y Nicaragua.
La verdad consta en lo que estas acciones criminales de largo plazo, cometidos por los EEUU y sus cómplices, no solo han asestado el enorme daño a los pueblos que han sido sus blancos, sino también sirvieron de polígono para preparar la Guerra económica de escala sin precedente contra la Federación Rusa, el chantaje y las amenazas contra la República Popular China. Todo esto es preñado de las consecuencias graves para toda la economía mundial, y subvierte la seguridad internacional.
Es preciso que los pueblos del mundo hagan esfuerzos mancomunados para que la práctica de la coercion económica arbitraria, la que es incompatible con el derecho internacional, y por sus efectos, comparable con la guerra agresiva, sea excluída de la vida internacional.
La justicia y la responsabilidad deben imponerse sobre el aventurerismo e inhumanidad.
¡Viva Cuba libre!
¡Patrio o muerte!
¡Chávez vive, la lucha sigue!
¡Venceremos!