El enigma de la estabilidad cubana

[ru] Секрет стабильности Кубы

[es] El enigma de la estabilidad cubana

Hace un año, el 11-12 de julio de 2021, en varias ciudades de Cuba tuvieron lugar unos disturbios acompañados con actos violentos y vandálicos.

En los medios monopolizados del mundo capitalista, suelen “explicar” todo lo sucedido con unos errores administrativos internos, o con la supuesta inviabilidad del socialismo como tal. 

Algunos ingenuos podrían imaginar que Cuba existe aisladamente de la economía mundial capitalista, la cual está en crisis, con la situación empeorada por la pandemia de la COVID-19. 

En el mercado mundial hay que pagar 80 dólares más por cada barril de petróleo que hace dos años, y por el trigo y el arroz, 75% por encima de los precios previos a la pandemia.

Con todo esto, en la mayoría de los países, Cuba entre ellos, sus fuentes de ingresos en divisas, o sea el turismo, o sea la exportación de los servicios y de muchas mercancías, se han disminuido tanto que la subida conjetural de unas materias primas como níquel, está lejos de compensar las pérdidas.

A su vez, la banca capitalista empeora las condiciones de créditos, y los impone la dependencia grave a los países más necesitados.

Todo esto asesta duros golpes a los presupuestos estatales y las condi-ciones de vida de millones de personas, ante todo en el Tercer Mundo. No solo en Cuba crece la inflación, y no solo allí se apaga la electricidad. No es sorprendente que durante el año transcurrido, en muchos países desde Libia hasta Chile, desde Ecuador hasta Sri Lanca, se ocurren protestas sociales mucho más violentos que en Cuba.

Se trata de los países que no han sufrido el bloqueo económico, comercial y financiero por la mayor potencia imperialista.

A su vez, Cuba ha sido bloqueada hace más de 60 años, y hace dos años, el presidente Trump ha introducido 243 medidas adicionales, las cuales siguen vigentes casi todas, a pesar de las promesas electoreras de Biden.

Los EEUU han llegado a tal extremo que impedían al sistema de salud cubano transportar donaciones para enfrentar la pandemia, y le bloqueaban hasta la compra de respiradores artificiales.

Washigton somete a las multas arruinadoras a los bancos por las transac-ciones con Cuba, y a las navieras, por la transportación se sus cargos de importación y exportación. 

Se limitó, como jamás en 60 años, la llegada a Cuba de combustibles y piezas de repuesto para la técnica de toda clase. Lo que, más que todo, ha generado las interrupciones eléctricas y de agua, que sirvieron de empu-jón a los desórdenes.

Cada día de bloqueo le cuesta al país unos 12 millones de dólares, con las pérdidas anuales en el orden de los 5, 5 mil millones de dólares.

Superan más de dos veces lo que Cuba importa en alimentos para un año, y multiplica por 10 sus inversiones en la agricultura. Hablando con las palabras de un analista cubano, se libra “el ataque sistémico y prolongado a la vida cotidiana del cubano”.  

Paralelamente, por medio de las redes sociales, se incrementa la guerra sicológica, financiada por el gobierno de los EEUU, con la complicidad probada de Facebook, Google y Twitter. La preparación de la red juvenil antigobierno en Cuba se ha desplegado desde 2009, siendo esta fecha la mínima. 

El periodista Alan MacLeod, de MintPress News, EEUU, quien se infiltró en uno de los grupos privados de Facebook que organizaron las protestas de hace un año, documentó la participación de ciudadanos extranjeros en las supuestas comunidades locales online. Su investigación demostró que ciudadanos estadounidenses intervinieron “en los asuntos internos de Cuba, a un nivel que difícilmente puede concebirse en los Estados Unidos, e incluso los defensores más firmes del RussiaGate se abstienen de afirmar que los rusos planearon directamente las protestas de George Floyd o la insurrección del 6 de enero” de 2021 en Washington.

Después de los sucesos del julio de 2021, Washington presionó por una condena internacional de las autoridades cubanas. Al no obtenerlo, calificó a Cuba de “estado fallido”. Pero este “estado fallido” controló la pandemia con vacunas propias; recibió envíos de alimentos e insumos sanitarios por el sistema de solidaridad internacional, y los distribuyó con eficacia. Ha continuado las transformaciones económicas, enfrentando inflación, y manteniendo la estabilidad política interna. 

En principio, el enigma de la estabilidad cubana no es tan difícil. A diferencia de los regímenes neoliberales acostumbrados de responder a la crisis con una “terapia de choque” a costa de la mayoría, el poder socialista considera su deber preocuparse de todo el pueblo, sin abandonar a alguen a su mal destino. En principio, с Esto es mucho más complejo, con menos espacio para los errores, y el deber de meditar más que una vez antes de cada paso. Pero el nivel de la confianza del pueblo y el poder es perfectamente distinto.

La dirigencia de Cuba y la mayoría conciente de los ciudadanos parten del hecho de que en la agenda está no solamente uno u otro modelo económico, sino la existencia misma de la nación. Ya hace dos siglos, el fin permanente de los EEUU es la anexión de la Isla. En 1823, el entonces secretario de Estado norteamericano John Quincy Adams, luego presidente de los EEUU, formuló su doctrina en estos términos: "Cuba, una vez separada de España… tiene que gravitar necesariamente hacia la Unión Norteamericana y hacia ella exclusivamente…". Pero la mayoría de los cubanos no tiene intención de coadyuvarlo, lo que ha sido probado  bien por la historia.

El poder socialista en Cuba no ha dado señales de debilidad. Hasta ahora, en la Isla no se ha producido ninguna acción callejera del tipo de las del año pasado. En particular, quedó sin apoyo popular alguno la así llamada “marcha pacífica” planeada para el noviembre pasado, aunque las corporaciones mediáticas y las redes sociales convocaban a esta acción antigubernamental dos meses antes. 

Cuba se ha cambiado y va a cambiarse, ante todo, porque se cambia el mundo alrededor de ella. Para disponer del futuro, hay que ir al compás con la realidad. Lo que es fundamental es que todos los cambios se elaboren y se realicen con los propios cubanos, sin ser impuestas desde afuera, lo que es no solo inmoral, sino en última instancia imposible, como prueba la historia.

Quizás, en los EEUU se madure alguna moderación. El 16 de mayo, la administración del presidente Biden anunció unas medidas de alivio de unas limitaciones anticubanas. En la declaración de la cancillería cubana, estas medidas se han considerado como “un paso limitado en la dirección correcta”. Al mismo tiempo, en La Habana se ha subrayado: “Los anuncios no modifican en lo absoluto el bloqueo, ni las medidas principales de cerco económico tomadas por Trump”.

Para nosotros, participantes del movimiento de la solidaridad internacional, de todo esto se deduce una conclusión clave: hombro al hombro con nuestros amigos cubanos, tenemos que continuar e incrementar la lucha por el levantamiento del bloqueo, por la abolición de todas las formas de la intromisión en los asuntos soberanos, internos y externos, de la Isla de Libertad.

¡Viva Cuba libre! 

¡Patria o muerte!

¡Viviremos y venceremos!
 


 

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